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sábado, 26 de agosto de 2017

Octava Peregrinación a Luján


       En el marco del centenario de las apariciones de Fátima, un grupo de laicos católicos, llamado “Nuestra Señora de la Cristiandad” ha realizado la 8º Peregrinación a Luján, cuyo fin es el de promover el Reinado social de Nuestro Señor Jesucristo en la Iglesia y en la Patria, a través de la restauración de todos los elementos de la Tradición eclesial, expresados en la forma antigua (y nunca abolida) de la celebración de la Santa Misa. El resurgimiento del espíritu de la Cristiandad sólo se logrará cuando la devoción al Santísimo Sacramento sea efectiva y afectivamente el centro de la existencia de todo cristiano. El espíritu que se lleva, desde los estandartes hasta los himnos que se cantan, desde las mortificaciones hasta las vigilias realizadas, manifiestan la actitud cristiana y patriótica que debe impulsar a todo patriota del Cielo y de la tierra, en palabras del p. Alberto Ezcurra[1]. Quien quiera conocer más sobre ellos puede visitar su página web.








Como todos los años, se partió desde Rawson (Buenos Aires) y se llegó a la Basílica de Luján. En esta ocasión, se comenzó el sábado 19 y se concluyó el lunes 21, feriado en Argentina por la muerte del Gral. San Martín, trasladado desde el 17 de agosto. Particularmente, este año, por las razones antes dichas, se quiso recordar el mensaje de Fátima, y el testimonio de vida de los videntes.
«A 100 años de las apariciones de Ntra. Sra. de Fátima, Nuestra Señora de la Cristiandad nos propone el lema “Por fin mi Inmaculado Corazón triunfará”. La Divina Providencia nos convoca a peregrinar al Santuario de Nuestra Señora un 19 de agosto de 2017, día en el que se cumple el centenario de la cuarta aparición de la Virgen a los pastorcitos de Fátima. […] En esta cuarta aparición la Virgen María hace un llamado apremiante a vivir una vida de conversión, oración y penitencia, tres fuentes que nutren la vida del alma, diciendo a los tres pastorcitos: “Rezad, rezad mucho y haced muchos sacrificios por los pecadores, pues muchas almas van al infierno por no tener quién se sacrifique y pida por ellas.” A lo largo de estos tres días nos proponemos revivir y acoger el mensaje de Fátima por medio del sacrificio, la meditación, la oración y la participación en la Santa Misa. Peregrino: que el dolor, el cansancio y las dificultades que se te presenten en esta peregrinación te ayuden a practicar el pedido de la Virgen, y que puedas repetir junto a los tres pastorcitos: “¡Oh Jesús, sufro por tu amor, por la conversión de los pecadores, y en reparación de los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María!”»
Por esta razón, las intenciones de la peregrinación fueron:
«Primero, caminar para la mayor gloria de Dios;
Por la salud de los enfermos o el consuelo divino en sus sufrimientos;
Por los que están agonizando o van a morir en las próximas horas para que se arrepientan de sus pecados;
Por las almas del Purgatorio;
Por nuestra Patria y la conversión de los que nos gobiernan;
Para que no se permitan más leyes contrarias a la Ley Divina y al Orden natural;
Para que Nuestro Señor ponga fin a la persecución de los cristianos y matanza de inocentes en Medio Oriente;
Por la santificación y perseverancia de todos los consagrados a Dios por María;
Por el Papa, Cardenales y Obispos, para que sean fieles a su ministerio;
Pidiendo muchos y santos sacerdotes para estos momentos de la Iglesia. Muchas santas vocaciones religiosas, monásticas y matrimoniales;
Para que un día el Papa consagre a Rusia al Corazón Inmaculado de María;
Por los matrimonios para que la Virgen los auxilie continuamente con las gracias del Cielo;
Por los que se preparan para el matrimonio para que lo hagan según la Voluntad de Dios;
Por todos los trabajadores especialmente por aquellos que trabajan los campos que se atravesarán durante la peregrinación;
Para que no haya divisiones entre los católicos, y que prevalezca la unión en la fe verdadera;
Para que la Misa tridentina sea permitida, conocida, y amada por los sacerdotes y laicos;
Para que Dios venga en auxilio de los sacerdotes perseguidos por tal causa;
Por los Siervos Reparadores, que siempre nos acompañan;
Por una peregrina de siempre, Isabel Prieto, que se encuentra en estado grave de salud;
Y por las intenciones particulares que cada uno lleva durante estos 100 km para depositarlos a los pies de María.»
Entre las intenciones mencionadas, conviene destacar el pedido de la consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María, tal y como lo solicitó la Virgen Santísima en Tuy (España), el 13 de junio de 1929, a saber: el nombrar explícitamente a Rusia en la consagración (sin alcanzar la sola mención del mundo); la consagración simultánea del Papa y de todos los Obispos en unión con él, en Roma o dispersos en sus diócesis; la realización solemne de tal consagración; y hecha con la finalidad de reparar y expiar las ofensas realizadas contra la Santísima Virgen. De este modo, Rusia jamás ha sido consagrada. Y por este motivo sigue esparciendo sus errores por el mundo, tal como lo vemos en el marxismo cultural.


Es bueno también hacer mención de la promoción de la Misa tradicional, impulsada por estos laicos que perciben el ataque de los “necios con poder”, parafraseando las palabras del p. Castellani[2], a aquellos sacerdotes que desean cumplir con la enseñanza magisterial de la Iglesia, tal como es el motu proprio «Summorum Pontificum», del Papa Benedicto XVI.



      El primer día de la peregrinación estuvo bajo la protección de Santa Jacinta Marto, quien tenía una sed insaciable de sufrir por la conversión de los pecadores. Se pide que esta santa niña nos inflame en nuestro amor, realizando sacrificios y rezando el Santo Rosario, para lograr nuestra conversión y la de los pecadores.
El segundo día estuvo bajo el patronazgo de San Francisco Marto. Él llegó a ser un gran contemplativo y enamorado del Santísimo Sacramento. Su anhelo principal era «consolar a Dios, que está muy triste», para lo cual no dejaba pasar ocasión de ofrecer sacrificios y oraciones.
Al llegar la noche de este día, se dio una charla a los presentes, se impuso el escapulario de la Santísima Virgen a quienes lo solicitaron, y realizaron la esclavitud mariana según el método de San Luis María Grignion de Montfort aquellos que se prepararon previamente para ello. Luego se rezaron las Completas, según la forma extraordinaria del Rito Romano, y se realizó la adoración nocturna del Santísimo Sacramento hasta las 6 de la mañana, cuando se retoma la actividad habitual.
El tercer día estuvo dedicado al Inmaculado Corazón de María. «Como dijo Nuestra Señora: “Jesús quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. A quien la abrazare, le prometo la salvación; y estas almas serán amadas por Dios, como flores puestas por Mí para adornar su trono.» Rezar, consolar y reparar, esa es nuestra tarea.
Se rezan cada día durante la peregrinación los cuatro misterios del Santo Rosario, y se hacen dos o tres meditaciones sobre el patrono del día.
La peregrinación culminó con la Misa solemne, presidida por Mons. Antonio Baseotto, a los más de 650 peregrinos, más las personas que se acercaron a la Basílica con esta ocasión. Antes de comenzar la renovación del santo sacrificio de la Misa, los peregrinos se consagraron al Corazón Inmaculado de María. Durante la homilía, Mons. Baseotto habló de San Pío X, cuyo santo se celebra dicho día en la forma ordinaria, recordando la actualidad de sus enseñanzas: la importancia del Catecismo bien enseñado, la Santa Comunión dada a los niños, y sobre todo la lucha contra el modernismo.









        Si a esto le sumamos los más de 500 que asistieron a Paraná (dado que había 460 sillas y muchos estaban de pie, y otros tanto afuera, sin ni siquiera contar los niños), para las XXII Jornadas de Formación del Litoral Argentino, con expositores de primer nivel, donde ambos eventos contienen el mismo espíritu nacionalista y católico, como lo escribió el padre Javier Olivera aquí, tenemos más de 1.200 personas con el mismo fin y el mismo ideal. Como dijo san Pío X: «No, la civilización no está por inventarse ni la ciudad nueva por construirse en las nubes. Ha existido, existe, es la civilización cristiana, es la ciudad católica. No se trata más que de instaurarla y restaurarla sin cesar sobre sus fundamentos naturales y divinos contra los ataques siempre nuevos de la utopía malsana, de la revolución y de la impiedad.»[3]
Todos los años, entre los dos eventos, el número de los asistentes va en aumento. Deo gratias!! No es que nos interesen los números (de lo contrario, caeríamos en la numerolatría actual), sino más bien que sabemos que “un poco de levadura hace fermentar toda la masa” (Mt. 13, 33). Damos gracias a Dios que la masa está fermentando, que el Señor está suscitando la restauración católica de nuestra Patria, como se ve, entre otros, en estos dos eventos.





[1] Padre Alberto I. Ezcurra. In Memoriam.
[2] P. Leonardo Castellani, Camperas. Bichos y personas, Organización San José, Séptima edición, Bs As, 1970, p. 240.
[3] S. Pío X, Carta Apostólica Notre Charge Apostolique, de 25 de agosto de 1910, en Doctrina Pontificia, vol. II. p. BAC., Madrid, 1958. 

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