jueves, 13 de diciembre de 2018

Indulgencias para los que lleven el escapulario del Carmen



Portar el escapulario no solamente nos trae una multitud de gracias en el momento de la muerte, con la promesa de Nuestra Señora del Carmen de llevarnos al Paraíso el sábado después del éxodo de este mundo. Como si esto fuera poco, hay además indulgencias, tanto plenarias como parciales, que podemos obtener, ya sea para nuestra alma, o para el alma de algún difunto.

Vamos a recordarlas.

1.      Se puede ganar indulgencia plenaria los siguientes días:
a.       El día de la imposición del escapulario, y el día del ingreso a la Tercera Orden o Cofradía Carmelitana
b.      El día de la Virgen del Carmen (16 de julio)
c.       Los días de los Santos Carmelitanos principales, a saber:


Forma tradicional
Forma ordinaria
San Simón Stock
16 de mayo
San Elías Profeta
20 de julio
Santa Teresita del N. Jesús
3 de octubre
1 de octubre
Santa Teresa de Jesús
15 de octubre
Todos los Santos Carmelitas
14 de noviembre
San Juan de la Cruz
24 de noviembre
14 de diciembre


2.      Se puede ganar indulgencia parcial llevándolo piadosamente, besándolo o con cualquier otro acto de devoción. Dicho afecto se aplica tanto al hábito como a la medalla-escapulario.

Recordemos que se requiere propagar la devoción a la Santísima Virgen. Los verdaderos devotos son aquellos que aman a la Madre de Dios, propagan sus virtudes, y la hacen amar por otros. Y esta es, justamente, la misión de la Orden Carmelitana. Lejos, por lo tanto, de nosotros, pensar que se puede llevar como un amuleto o talismán; o de tentar a Dios sin esforzarse cada día por vivir en gracia de Dios. El verdadero hijo de la Santísima Virgen es el que obedece su mandato en el santo Evangelio: “Haced todo lo que Él os diga” (Jn. 2, 5).

La devoción al escapulario está innumerables veces inculcada, no sólo por la tradición carmelitana, sino por gran cantidad de Sumos Pontífices. Incluso la misma Santísima Virgen recomendó vestirlo en otras apariciones, tal como en Fátima.


ORACIÓN DE LOS CARMELITAS

Que mi Escapulario me acompañe siempre. Que en él vea siempre a mi Madre celestial. Que al besarlo lo haga con amor de hijo y como promesa de amarle más y servirle mejor. Que su recuerdo y su presencia en mi pecho me anime a serle más fiel a Ella y a su Hijo. Que en él vea grabadas todas las virtudes de mi celeste Madre y trate de vivirlas. Que su constante presencia sobre mi corazón me ayude a evitar el pecado y a practicar la virtud. Que su recuerdo nunca permita que me olvide de Ella y así puedo estar seguro que Ella no me abandonará.

¡Oh Virgen Santísima Inmaculada, belleza y esplendor del Carmen! Vos, que miráis con ojos de particular bondad al que viste vuestro bendito Escapulario, miradme benignamente y cubridme con el manto de vuestra maternal protección. Fortaleced mi flaqueza con vuestro poder, iluminad las tinieblas de mi entendimiento con vuestra sabiduría, aumentad en mí la fe, la esperanza y la caridad. Adornad mi alma con tales gracias y virtudes que sea siempre amada de vuestro divino Hijo y de Vos. Asistidme en vida, consoladme cuando muera con vuestra amabilísima presencia, y presentadme a la augustísima Trinidad como hijo y siervo devoto vuestro, para alabaros eternamente y bendeciros en el Paraíso. Amén.

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