Por estas
breves líneas, presentamos un curso bíblico, muy breve, dictado para un grupo
de fieles, durante el año 2019.
La Revelación
es cuando Dios “quita el velo”, dándose a conocer a sus criaturas. Dicha
Revelación puede ser natural (como el conocimiento que podemos tener de Dios
desde lo creado) o sobrenatural, cuando Él mismo nos habla, por encima del
orden de lo creado.
Como sabemos,
la Escritura y la Tradición pertenecen a las Fuentes constitutivas de la
Revelación sobrenatural. La primera contiene la Palabra escrita de Dios, y la
segunda la oral. El Magisterio es la tercera fuente, que se limita a declarar
las verdades que están presentes en las otras dos Fuentes.
La idea de
este curso fue la de dar argumentos católicos, frente al vaciamiento
generalizado de la Escritura. Esto ha sucedido, en nuestra historia reciente,
por medio del modernismo, el cual ha negado la inerrancia o verdad bíblica, su
historicidad, e incluso ha llegado a impugnar su Divina Inspiración.
Ya San Pío X,
en su Encíclica Pascendi, al condenar
los errores modernistas, nos advertía acerca del peligro de reducir todo lo
narrado en la Escritura en los personajes bíblicos a simples experiencias
religiosas, tanto de los autores como de las comunidades que fueron sus
primeros destinatarios. Nadie podría conocer, si así fuera, a Cristo y a sus
misterios por sí mismo, ni tampoco a los demás personajes bíblicos; dado que
estarían presentados por la experiencia que de Él tuvieron los primeros
creyentes. Este agnosticismo lleva a un puro subjetivismo, reduciendo a pura
sensibilidad lo que en verdad debe ser, ante todo, una adhesión intelectual,
tal como es la Fe, pues creer, en palabras de San Agustín, «est cum assensione cogitare»[1].
Sería divina la Palabra de Dios, pero solo por inmanencia. Su inspiración sería
semejante a la de cualquier otro libro religioso, o incluso a la de cualquier
poeta.
Evidentemente,
al minar las Fuentes de la Revelación, todos los contenidos de la Fe e incluso
la adhesión del cristiano a Dios, se ven gravemente trastocadas. Por eso San
Pío X, con tanta razón, condenó este error tan peligroso con tanta vehemencia.
Estos enemigos
de la Fe, de modo taimado, siguieron realizando sus falsas interpretaciones.
Llegaron incluso a manipular la Encíclica Divino
Afflante Spiritu, del Papa Pío XII, haciéndola oponer a la Encíclica Providentissimus Deus, del Papa León
XIII. Utilizaron, para ello, que el mismo Pontífice hablaba sobre la
importancia de ponderar, para la justa interpretación de la Escritura, los
géneros literarios. Esto les dio pie para salir a la luz nuevamente, negando
verdades de Fe, tal como, por ejemplo, la existencia y las consecuencias del pecado
original.
Pío XII
percibió la manipulación que sufría su propia Encíclica. Por ello volvió a
condenar los errores modernistas (también los referidos a la Escritura) con su
Encíclica Humani Generis.
Dichos
herejes, con ocasión del Concilio Vaticano II se manifestaron ya abiertamente,
con mayor virulencia que bajo el Papado de Pío XII, de tal modo que hoy es
difícil encontrar, entre los libros de exégesis, la auténtica y genuina
hermenéutica tradicional.
Por esto, para
combatir este vaciamiento de la Escritura, para que no se la interprete de modo
puramente subjetivo, y para que nuevamente quede de manifiesto que la Palabra
escrita de Dios es ante todo el tesoro confiado por Cristo a la Iglesia
Católica, ponemos a disposición de todos estas cuatro conferencias, para que
resplandezca la luz de la verdad sobre las tinieblas de las herejías. Porque,
en definitiva, como decía San Jerónimo, «ignoratio Scripturarum ignoratio Christi est»[2].
Primera Parte: Introducción
General
Segunda Parte: Canonicidad,
Inspiración e Inerrancia Bíblicas
Tercera Parte: Inerrancia y
Sentidos Bíblicos
Cuarta Parte: Géneros Literarios
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