sábado, 23 de mayo de 2020

Fiesta de María Auxiliadora



Debe colocarse la esperanza en la Bienaventurada Virgen[1]



«Se cuenta en la Escritura cómo el rey Asuero, por una falsa sugestión del traidor Amán, promulgó una sentencia de condenación y de muerte contra todo el pueblo judío que vivía en su reino. Ya estaba dictada la sentencia, ya estaba sellada con el anillo del rey, ya publicada por los pregoneros y señalado el día; no restaba sino llevar a cabo la matanza. Pero fue revocada por la intercesión de la reina Esther, por la extensión del cetro de oro y el ósculo de la extremidad del mismo.
La realidad correspondiente a esta figura es la siguiente: a causa del pecado de los primeros padres, perpetrado por la falsa sugestión del traidor Amán, fue dictada por el rey Asuero, es decir por Dios, sentencia de condenación contra todo el género humano. Ya había sido dictada la sentenica, ya había sido consignada en la sagrada Escritura, ya había sido promulgada por los pregoneros, esto es, por los profetas, ya estaba señalado el día. Pues apenas moríamos, descendíamos a los infiernos.
Pero, gracias a la reina Esther, es decir, a la intercesión de la bienaventurada Virgen María, la sentencia fue revocada por la extensión del cetro de oro y el ósculo de la extremidad del mismo.
En el libro de Esther, capítulo VIII, se refiere que la reina Esther fue grata a los ojos del rey, y que éste extendió hacia ella el cetro de oro, y que la reina besó la extremidad del cetro. Y el rey le dijo: ¿Qué petición es la tuya, Esther, para que se te conceda; y qué quieres que se haga? Aunque pidas la mitad de mi reino, la alcanzarás. Al cual ella respondió: Si he hallado gracia en tus ojos, oh rey, y si a ti place, concédeme la vida, por la que te ruego, y a mi pueblo, por quien intercedo. Porque hemos sido entregados, yo y mi pueblo, a ser destruidos, degollados, y a perecer (Esther, VII, 2-4), a causa del pecado original contraído y de nuestros pecados actuales sobreañadidos.
Pero la reina Esther, es decir la Bienaventurada Virgen, fue grata a los ojos del rey para la restauración del género humano, y encontró gracia ante él, no solamente para sí, sino para todos los hombres.
El rey alargó el cetro de oro. El Señor Dios Padre nos alargó ese centro de oro, cuando, por la máxima caridad que nos tenía, expuso a su Hijo a la Pasión. La Bienaventurada Virgen tocó la extremidad del cetro, cuando concibió en su seno al Hijo de Dios, y después lo dio a luz.
Y así alcanzó la mitad del reino de Dios, de modo que sea reina de misericordia aquélla cuyo Hijo es Rey de justicia. De ese modo fue también revocada la sentencia de nuestra condenación. Esa revocación fue promulgada por mensajeros, los Apóstoles, enviados especialmente para ello.»

Ps. Santo Tomás de Aquino, Del Prólogo de la exposición a las siete Epístolas Canónicas[2]


[1] Fr. Mézard, op. (2019) Meditaciones según Santo Tomás para todos los días del año litúrgico, tomo II: Cuaresma, Pascua, Pentecostés, Fiestas. Buenos Aires: Ediciones Río Reconquista.
[2] El texto, según la página Corpus Thomisticum, corresponde a Nicolai de Gorran (https://www.corpusthomisticum.org/xec0.html)

martes, 19 de mayo de 2020

Profecías de Santa Jacinta Marto, vidente de Fátima



       En medio del gran mensaje dado por Nuestra Señora en Fátima, hay numerosos detalles desconocidos por la inmensa mayoría de lectores.
           Colocamos, a continuación, uno de ellos, presente en el tomo 2 de Michel de la Trinité en su monumental obra “Toda la verdad acerca de Fátima”, aún inédito en español, ubicado en la primera parte, sección dos, capítulo IV, apéndice II.


UN MENSAJE DE NUESTRA SEÑORA PARA EL

CANONIGO FORMIGAO


            Entre todas las afirmaciones, profecías y secretos atribuidos por la Madre Godinho a nuestra pequeña vi­dente durante su breve estadía en Lisboa, el mensaje dirigido al Canónigo Formigao, merece especial conside­ración, por su sólida garantía de autenticidad.
            Nosotros sabemos que durante sus últimos días, Ja­cinta pidió varias veces, insistentemente, que fuera llamado a su lado el Reverendo Doctor Manuel Formigao, afirmando que se le había aparecido Nuestra Señora y le había dado un mensaje para transmitirle. Una carta de la Madre Godinho, escrita el 19 de febrero de 1920, el día antes de la muerte de Jacinta, da testimonio claro respecto a este pedido insistente de la pequeña vidente. Desafortunadamente, el reverendo cura, a quien Ja­cinta también había deseado ir en confesión, no pudo librarse de sus ocupaciones a tiempo, y cuando llegó a Lisboa, la vidente ya había estado muerta desde hacía varios días. Poco antes de morir, sin embargo, ella había comunicado a la Madre Godinho el mensaje de Nues­tra Señora, para que el Canónigo Formigao pudiera ser informado igualmente.
            La Madre Godinho hablo personalmente con el sacer­dote, y le dijo lo que Jacinta había dicho. Tal como durante los interrogatorios, el Canónigo Formigao tomó notas en el momento, y las revisó unos pocos días más tarde. Aquí está la esencia del texto, escrito a fines de febrero de 1920:
            «La revelación que, de acuerdo a Jacinta de Jesús Marto, le hizo la Santísima Virgen, cuando ella estuvo en Lisboa, poco antes de su muerte y que, ya que no la pude recibir personalmente como ella deseó tan ardien­temente, su “madrina”, María de la Purificación Godin­ho –una dama quien estoy seguro es digna de creer–, me transmitió de parte y por orden de Nuestra Señora (...) Lo que está escrito abajo es, por así decirlo, la traducción libre, pero aun la más exacta exposición de la comunicación de la vidente:

            «Nuestro Señor está muy enojado con los pecados y crímenes que se cometen en Portugal. Por esta razón, un cataclismo terrible de orden social amenaza nuestro país, especialmente la ciudad de Lisboa. Parece que se desencadenará una guerra civil, de carácter anarquista o comunista, acompañada de saqueos, asesinatos, incendios y toda clase de devastaciones. La capital se vol­verá una imagen real del infierno. En el momento en que la Justicia Divina, tan ofendida, inflija castigo tan espantoso, huyan todos los que puedan de esta ciudad. Este castigo aquí predicho, debe hacerse conocer poco a poco, con la discreción apropiada.»[1]  

            Es una profecía terrible. No obstante, todo en ella es claro y fácilmente comprensible. El peligro anuncia­do aquí, fue cumplido al pie de la letra en Madrid, en 1936[2]. Nosotros mismos tenemos toda razón para creer, como posteriores revelaciones de Sor Lucía lo hacen suponer, que también Portugal podría haber padecido una guerra civil, unida al terror bolchevique. Pero la pro­fecía era condicional, y en perfecta armonía con el resto del mensaje. La Santísima Virgen, nos ofrece al mismo tiempo los medios para evitar el castigo: como veremos más tarde, estos fueron la consagración de Por­tugal a Su Inmaculado Corazón, pero también –por cierto antes que nada– la reparación, pues estos dos pedidos siempre van unidos en Fátima, como en las palabras de la Santísima Virgen que explicó Jacinta: «si allí hu­biera almas que hicieran penitencia y reparación por las ofensas hechas a Dios, y fueran instituidas obras de reparación por los crímenes, el castigo sería evita­do...»[3]

            UNA ADVERTENCIA EFICAZ. Estas palabras, que armoni­zan tan bien con las revelaciones recibidas por Sor Lu­cía fueron a tener un gran efecto sobre una elite de almas elegidas: de estas palabras, ellas tomaron la inspiración para una vida completamente dedicada a la reparación, para satisfacer los pedidos de Nuestra Señora. En Fátima, y en ningún otro lugar, no­sotros tenemos cinco congregaciones de mujeres cuya espiritualidad está directamente orientada en este sen­tido: entre otras, las “Hermanas Misioneras para la Reparación del Sagrado Corazón de Jesús”, las “Siervas de María por la Reparación”, las “Hermanas Claretianas de la Reparación”, y las “Misioneras de la Reparación de la Santa Faz”[4].
            Pero el mensaje de Nuestra Señora fue dirigido por su nombre al Canónigo Formigao, y él fue el primero en reconocer un llamado del Cielo, para fundar una obra concordante con este pedido. En 1934, escribió que esta idea de la necesidad de la reparación, le pareció la razón más profunda de los hechos maravillosos que ocu­rrieron en la Cova da Iria: «Faltas individuales e iniquidades colectivas, claman al Cielo por venganza, y la Santísima Virgen tiene dificultad para contener los brazos de Su Santísimo Hijo, prestos para desatar los golpes de la Justicia Divina sobre aquellos que des­afían abierta y osadamente la cólera del Altísimo...
            «Fue entonces que un puñado de almas elegidas se ofreció generosamente al Señor... ¡Dígnese Dios no per­mitir a las bárbaras hordas comunistas moscovitas sub­vertir las instituciones cristianas, aniquilando vidas, profanando almas, y transformando todo Portugal en un inmenso mar de sangre y carnicería, y un vasto y horri­ble campo de escombros y ruinas humeantes!»[5] Estas palabras son especialmente notables, cuanto que fueron escritas antes que estallara la Guerra Civil Española. 
            Después de haber colaborado íntimamente en la obra de Doña Luisa Andaluz en 1934, el Canónigo Formigao fundó un instituto especial, la “Congregación de Herma­nas de Reparación de Nuestra Señora de los Dolores de Fátima”, con el objetivo del cumplimiento del ideal de reparación según el Mensaje de Fátima. Aprobada canóni­camente el 15 de agosto de 1949, la nueva congregación se desarrolló rápidamente. A partir de 1986, ésta con­taba ocho casas en Portugal y una en Alemania. En la Cova da Iria, las religiosas aseguran que haya perpetua adoración al Santísimo Sacramento expuesto en la capilla del hospital, ubicado detrás de la Capelin­ha.
            ¡Qué fecundidad admirable la del mensaje de Nuestra Señora, que la pequeña vidente, en su lecho de muerte, trasmitió al sacerdote destinado a ponerlo en práctica!


«¡SI SOLO SUPIERAN LO QUE ES LA ETERNIDAD!

            Entre la innumerable "logía", o dichos que la Madre Godinho atribuyó a Jacinta, solo unos pocos fueron agregados con el paso de los años, con razonable proba­bilidad de autenticidad; el Canónigo Formigao los rela­ta en su libro de 1927, “Los Grandes Milagros de Fáti­ma”. Él reunió estos dichos poco después de la muerte de Jacinta, e indudablemente corresponden (si no pala­bra por palabra) a cosas que la pequeña vidente dijo verdaderamente. En realidad, nosotros sabemos por Sor Lucía,  cuan asustada estaba Jacinta por el pensamiento de tantas almas cayendo en el infierno[6].
            «Entre los visitantes y las enfermeras había mu­chos que escandalizaban a Jacinta por sus vestidos de­masiado llamativos, a menudo también inmodestos. Seña­lando ciertos collares y otras formas de joyería, Ja­cinta solía decir: “¿Para qué sirve todo eso? ¡Si su­pieran lo que es la eternidad!” Y de algunos doctores que reflejaban incredulidad: “¡Desdichados! ¡Si supieran lo que les espera!”
            «La vidente afirmó que Nuestra Señora le había revelado que “los pecados que más gente llevan al in­fierno, son los pecados de la carne; que esa gente debe renunciar a la lujuria y a la impureza, que no debe permanecer obstinada en el pecado, y tiene que hacer penitencia.”
            «Parece que cuando lo dijo, Nuestra Señora se mos­tró muy triste, pues la niña agregó: “¡Tengo mucha pena por Nuestra Señora! Tengo mucha pena por ella!”»[7]


[1] Alonso, O Dr. Formigao, p. 269-270.
[2] Ver más adelante, p. 412.
[3] Testimonio de la Madre Godinho, Alonso, O Dr. Formigao, p. 278-279.
[4] Cfr. Geraldes Freire, O Segredo de Fatima, p. 110-111. Ed. do Santuario de Fatima, 1978.
[5] Voz da Fatima, 3 de marzo de 1934, citado por Alonso, O Dr. Formigao, p. 275.
[6] El capítulo dedicado al relato de la muerte de Jacinta, del cual está extractado el pasaje que citamos, ya había aparecido en 1921, en Os episodios maravilhosos de Fatima, y antes que en ese, en un artículo de la
revista A Guarda del 5 de junio de 1920. El artículo fue escrito entonces por el Dr. Alberto Diniz da Fonseca, usando las notas tomadas por el Canónigo Formigao poco después de la muerte de la vidente, entre febrero y abril de 1920 (cfr. Alonso, Historia da Literatura sobre Fátima, p. 14).
[7] Les grandes merveilles de Fatima, edición francesa, p. 112-113. 

martes, 31 de marzo de 2020

El Nacimiento de la Patria




Desde la España cristiana zarpando
sale Magallanes rumbo al ocaso
y por mares ignotos, en su paso,
con la espada la Santa Cruz llevando.

El Domingo de Ramos es logrado
un lejano lugar, bahía San Julián,
y por vez primera, por el capellán,
en esta tierra Cristo es levantado.

Prodigio memorable entonces se vio
en este quingentésimo para añorar
donde la Patria su Bautismo acogió

y así el Señor se ha querido encarnar
al igual que en la lid que allí se dio
desde donde quiere en todos reinar.




Pbro. Jorge L. Hidalgo

jueves, 13 de diciembre de 2018

Indulgencias para los que lleven el escapulario del Carmen



Portar el escapulario no solamente nos trae una multitud de gracias en el momento de la muerte, con la promesa de Nuestra Señora del Carmen de llevarnos al Paraíso el sábado después del éxodo de este mundo. Como si esto fuera poco, hay además indulgencias, tanto plenarias como parciales, que podemos obtener, ya sea para nuestra alma, o para el alma de algún difunto.

Vamos a recordarlas.

1.      Se puede ganar indulgencia plenaria los siguientes días:
a.       El día de la imposición del escapulario, y el día del ingreso a la Tercera Orden o Cofradía Carmelitana
b.      El día de la Virgen del Carmen (16 de julio)
c.       Los días de los Santos Carmelitanos principales, a saber:


Forma tradicional
Forma ordinaria
San Simón Stock
16 de mayo
San Elías Profeta
20 de julio
Santa Teresita del N. Jesús
3 de octubre
1 de octubre
Santa Teresa de Jesús
15 de octubre
Todos los Santos Carmelitas
14 de noviembre
San Juan de la Cruz
24 de noviembre
14 de diciembre


2.      Se puede ganar indulgencia parcial llevándolo piadosamente, besándolo o con cualquier otro acto de devoción. Dicho afecto se aplica tanto al hábito como a la medalla-escapulario.

Recordemos que se requiere propagar la devoción a la Santísima Virgen. Los verdaderos devotos son aquellos que aman a la Madre de Dios, propagan sus virtudes, y la hacen amar por otros. Y esta es, justamente, la misión de la Orden Carmelitana. Lejos, por lo tanto, de nosotros, pensar que se puede llevar como un amuleto o talismán; o de tentar a Dios sin esforzarse cada día por vivir en gracia de Dios. El verdadero hijo de la Santísima Virgen es el que obedece su mandato en el santo Evangelio: “Haced todo lo que Él os diga” (Jn. 2, 5).

La devoción al escapulario está innumerables veces inculcada, no sólo por la tradición carmelitana, sino por gran cantidad de Sumos Pontífices. Incluso la misma Santísima Virgen recomendó vestirlo en otras apariciones, tal como en Fátima.


ORACIÓN DE LOS CARMELITAS

Que mi Escapulario me acompañe siempre. Que en él vea siempre a mi Madre celestial. Que al besarlo lo haga con amor de hijo y como promesa de amarle más y servirle mejor. Que su recuerdo y su presencia en mi pecho me anime a serle más fiel a Ella y a su Hijo. Que en él vea grabadas todas las virtudes de mi celeste Madre y trate de vivirlas. Que su constante presencia sobre mi corazón me ayude a evitar el pecado y a practicar la virtud. Que su recuerdo nunca permita que me olvide de Ella y así puedo estar seguro que Ella no me abandonará.

¡Oh Virgen Santísima Inmaculada, belleza y esplendor del Carmen! Vos, que miráis con ojos de particular bondad al que viste vuestro bendito Escapulario, miradme benignamente y cubridme con el manto de vuestra maternal protección. Fortaleced mi flaqueza con vuestro poder, iluminad las tinieblas de mi entendimiento con vuestra sabiduría, aumentad en mí la fe, la esperanza y la caridad. Adornad mi alma con tales gracias y virtudes que sea siempre amada de vuestro divino Hijo y de Vos. Asistidme en vida, consoladme cuando muera con vuestra amabilísima presencia, y presentadme a la augustísima Trinidad como hijo y siervo devoto vuestro, para alabaros eternamente y bendeciros en el Paraíso. Amén.

lunes, 26 de noviembre de 2018

Tratado sobre la oración (1492)



Extractos de la obra: Fray Gerónimo Savonarola, O. P.; Tratado en defensa y recomendación de la oración mental y otros escritos espirituales, Librería Lectio, Athanasius Editor, Córdoba, 2018, pág. 79-81. 82. 87-88. 95-96. 111-112.
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Oportet semper orare (Lc. 18, 1)

“Es necesario orar siempre”



Si bien la Providencia de Dios, oh Señora amadísima en Cristo, sea infalible y certera, y aún siendo inmutable su voluntad, sin embargo conjeturar y programar el futuro, rogando a Dios que disponga las cosas de manera buena y que y así las guíe a su fin, no es una acción vana: porque el omnipotente e inmutable Dios nuestro creador ha ordenado con su sabiduría infinita no solamente cuál fin deba tener cada creatura, sino que ha dispuesto también los medios con los cuales debe alcanzarlo. Por eso, habiendo Dios ordenado hacia un fin altísimo a la criatura racional, que es la visión y el gozar de su esencia divina, también ha ordenado el medio para alcanzar tal felicidad, medio que es el buen obrar. Y puesto que el buen obrar de manera meritoria es superior a la capacidad de la criatura, no siendo factible sin la caridad y la gracia, cada hombre debe humillarse mucho ante la majestad de Dios y, postrado humildemente en tierra, debe pedir no sólo tal inefable bienaventuranza preparada para quien ama a Dios con todo el corazón, sino que además también debe rogarle que se digne de darle la gracia mediante la cual pueda alcanzarla.

Tanto más debe uno ser insistente en golpear a la puerta de su misericordia, cuanto más se ve en mayor peligro de perderla. Sobre todo cuando ve que los tiempos son peligrosos y que los hombres perversos se multiplican sobre la tierra, como manifiestamente sucede en nuestros días. Días en los cuales los ojos castos de hombres y de mujeres que celan el honor de Dios (hablando con dolor) a menudo bañan el rostro con lágrimas amargas, viendo que todo [orden] está subvertido [sottosopra: lo que debiera estar abajo está arriba y lo que debiera estar arriba está abajo] estando apagada toda verdadera y viva luz de virtud, y no encontrando otra cosa en la Iglesia de Cristo sino iniquidades, o alguna santidad simulada.

Por este motivo, Señora queridísima en Cristo, madre e hija mía, si bien hubo tiempos en que fue necesario orar de continuo e insistir en golpear con lágrimas y suspiros a la puerta del dulcísimo redentor Jesucristo por nuestra salvación y la de los otros, creo que sobre todo se necesita en esta época nuestra tan ciega, mísera, adúltera, cruel e insoportable, estando apagada y totalmente muerta la fe, a la vez que sobre la tierra se propaga toda impiedad. ¡Oh miserable y lacrimoso, deplorable estado de la esposa de Cristo y madre nuestra, la cual no se acuerda ya de la sangre de su dulce esposo; y como insensata, ya no valora tan gran precio. Pobre de mí, ¿por qué hemos nacido en estos tiempos pésimos y peligrosos, en los cuales estamos tan inciertos de nuestra salvación al punto que el buen obrar es considerado pecado, y el pecado es considerado una buena obra?

Por lo tanto considera cuán necesario sea para nosotros estar siempre en oración. A la oración nos exhortan sobre todo las palabras de nuestro amorosísimo salvador Jesucristo, el cual no sólo en vista de nuestros días peligrosos, sino también en vista de los que habrán de venir, no sin razón nos ha exhortado al decir: “Es necesario orar siempre”. Por eso alabo mucho tu deseo respecto a la oración, queriendo aplicarte a ella con fervor y perseverancia. Por lo tanto, si bien tu director en esto sea el Espíritu Santo, sin embargo has sido humillada a pedir a mi pobreza una exhortación que incite a la oración.

[…]

No pudiendo excusarme de ningún modo, comenzaré este tratado fundándolo sobre una sólida piedra, es decir sobre la afirmación de nuestro Salvador: “Oportet semper orare”. Y porque esta está formada de tres palabras, haremos tres partes en honor a la Santísima Trinidad:

Primera, necesidad de la oración (oportet);

Segunda, perseverancia o cotidianidad (semper);

Tercera, cualidad y naturaleza intrínseca de la oración (orare).

[…]

La tercera razón que demuestra la utilidad y la necesidad de la oración es la miseria de nuestro prójimo. Ante todo su miseria espiritual; porque viendo nosotros correr tantas almas por el camino del pecado hacia la condenación eterna, debemos movernos a compasión, sabiendo bien que por ellas ha sido derramada la preciosa sangre del cordero inmaculado Jesucristo. Y esto especialmente en cuanto a nuestro tiempo, en el cual vemos a la Iglesia quasi destruida en sus fundamentos, arruinada y fuertemente destrozada por la tempestad en el mar de este mundo maligno y perverso, del cual podemos repetir con David: “Todos los hombres están desviados y corrompidos; no hay quien haga el bien, ni siquiera hay uno” (Sal. 13, 3). Oh Jesús, ayúdanos, porque todo el mundo ha abandonado el camino de tus mandamientos, y todos los hombres son incapaces de realizar el bien; ya no hay ninguno que lo haga.

Y tanto se debe clamar al cielo y con tanto mayor afecto, cuanto más se multiplican los hombres malvados, especialmente tratándose de aquellos que deberían ser espejos de vid santa para los otros, y en cambio están en mayor peligro de perder la visión de nuestro dulce esposo y salvador Jesús. De aquí las palabras del Profeta: “Sálvame, oh Señor, porque ha desaparecido el hombre piadoso, porque la sinceridad ha disminuido entre los hijos de los hombres” (Sal. 11, 2). Oh Señor mío, considera en qué peligro estoy, porque se han multiplicado los malvados. Sálvame, Señor, porque hoy faltan los hombres santos y se han menoscabado las verdades entre los hijos de los hombres.

Por eso es necesario rogar siempre por ellos, para que Dios los conduzca a penitencia; y también porque nosotros estamos en tanto peligro viviendo en medio de los perversos; sobre todo es necesario rogar por la santa madre Iglesia de cuya salvación depende todo nuestro bien espiritual y de cuya destrucción depende toda nuestra ruina.

[…]

He aquí por qué te exhorto mucho a la oración y a la contemplación, en las cuales encontrarás la espada contra el enemigo y el escudo contra todas las tentaciones. Ella te hará dulce de corazón, ferviente y celante, llena de piedad y de mansedumbre con toda caridad, mediante la cual despreciarás todas las cosas terrenales y desearás las eternas, volviéndote amiga y familiar de tu dulce esposo Jesucristo. De Él aprenderás todo lo necesario y útil para tu salvación, y también para la de los otros, si no hay mala disposición en ellos. Por lo tanto te ruego, por las entrañas de piedad de nuestro amoroso salvador Jesús, que según la promesa que me has hecho no te olvides de mí, pecador; para que ayudándonos el uno al otro podamos reencontrarnos juntos en aquella eterna bienaventuranza, en la cual Jesús nos aguarda deseoso. Amén.

[…]

REGLA PARA BIEN VIVIR

Por sobre todas las cosas ama a Dios con todo el corazón. Busca su honor más que la salvación de tu propia alma. Procura con diligencia purificar tu mente con frecuentes confesiones. Desapega el afecto de las cosas terrenales. Comulga a menudo devotamente.

No te consideres mejor que ninguna persona por más pecadora que sea, sino más bien peor que ella. No pienses mal de nadie, sino siempre bien. Permanece mucho en silencio.

No debes entretenerte y alegrarte ni en reuniones ni en fiestas. Permanece solitaria en cuanto es posible a tu estado. Que sean lejanas a tus oídos palabras de murmuraciones, de calumnia, de insinuaciones, de fastidio, y palabras ociosas, y mucho más que están ellas lejos de tu lengua.

Reza a menudo. Contempla en todo momento. Esfuérzate por unir a la familia en una paz verdadera. No muestres nada de soberbia en tus palabras y en tus actos. No debes ser demasiado familiar con aquellos que te están subordinados, pero con ellos debes usar una mansa seriedad.

Da a todos buen ejemplo de vida santa. Reprende con caridad a los insolentes. Alienta a todos al bien.

Ama el pudor en casa, sobre todo en las jovencitas. Muéstrate muy enemiga de la impudicia, reprendiendo ásperamente toda palabra, acto o vestimenta fuera de lo pudoroso.

No seas parcial, sino distribuye todo según la cualidad y el mérito de cada uno.

Sé piadosa con las personas pobres: ayúdalas en cuanto es posible, porque esto complace mucho a Dios. Muéstrate afable con todos, pero especialmente con las personas más míseras. Haz muchas limosnas.

En los sucesos prósperos humíllate de corazón, y se paciente en las adversidades. Ruega continuamente a Dios que te enseñe a hacer lo que le agrada y que te de fuerza, y que te conceda realizar toda inspiración suya, ya que la unción del Espíritu Santo te enseñará todo. Y ruega siempre por la perseverancia, conservando el temor y teniendo siempre a Dios ante los ojos.

Renueva cada día el buen propósito, y confírmalo al hacer el bien. Jamás debes desesperarte por ningún pecado.

Ruega a Dios por mí, para que siempre me haga cumplir lo que enseño.

Creo que esta pequeña regla, unida a lo que he dicho en el tratado, sea suficiente para regular tu vida; porque si la cumples, será el Espíritu Santo quien te enseñe en particular las otras cosas. Por lo tanto, léela cada día, con el firme propósito de observar todos estos mandamientos, que te envía con caridad tu padre e hijo espiritual en Jesucristo, el cual es bendito por los siglos de los siglos. Amén.



Fray Gerónimo Savonarola, O. P

jueves, 8 de noviembre de 2018

Fiesta de Cristo Rey del Universo






Damos difusión ahora a las preces que se proponen para usar para el día de Cristo Rey, el domingo 25 de noviembre, en nuestra Patria, para reparar por todos los ultrajes que se cometen contra su Santísimo Nombre y todas las violaciones contra el orden natural y sobrenatural.




ESTRUCTURA GENERAL

A) Procesión:

1° parte: Reconocer la Realeza de Cristo

2° parte: Actos de reparación al Sagrado Corazón de Jesús e Inmaculado Corazón de María

3° parte: Renuncia al demonio, sus obras y seducciones

4° parte: Profesión de nuestra Fe

B) Santa Misa y oración de Consagración







A) Procesión:
Primera parte: Reconocer la Realeza de Cristo 



Hoy, 25 de Noviembre, queremos salir a proclamar a Cristo como Rey de nuestras vidas y de nuestra sociedad. Frente a las numerosas negaciones e intentos de hacer desaparecer la Fe en Jesucristo, salimos hoy a las calles para cantar la Gloria de Nuestro Señor, para reconocerlo frente al mundo: Él es nuestro Salvador, Él es nuestro Señor, Él es nuestro Rey.

En este día, hemos querido rendirte honor Oh Señor Jesucristo Rey de reyes y Señor de los señores. Porque no hay otro Rey sino sólo Tu, no hay quién tenga el Dominio Absoluto de todas las cosas y de la creación, sino sólo Tu, porque Tu eres Rey por la Divinidad, Dios Bendito; Eres Rey por la Encarnación, haciéndote hombre en el seno Inmaculado de la Santísima Virgen María tu Madre y nuestra Madre; eres Rey por Conquista: has padecido, has sido torturado, has sido flagelado, has sido coronado de espinas, Rey de Dolores, has cargado por mi, por nosotros, el suplicio de la Cruz, has sido crucificado, has estado en la agonía de la Cruz, has ofrecido todos estos sufrimientos por mi y por cada uno de nosotros ante el Eterno Padre, para reparar nuestras injusticias y pecados; allí estamos todos oh Señor ante ese espectáculo de tu muerte, ante el escándalo de la Cruz, ante todas las injurias lanzadas a tu majestad Divina y hoy volvemos a intensificar está tragedia en las innumerables maldades a Ti inferidas: el odio, el no querer reconocerte, el no querer servirte, el volver a crucificarte… ¿O no lo es el rechazo de tus mandamientos el venir por la muerte de los inocente y una sed jadeante pidiendo el crimen? Así, siendo autores o cómplices de las muertes de los inocentes en el Vientre materno, en la búsqueda desesperada de la inocencia para entregar las almas en las manos del enemigo del género humano, pervirtiendo sus corazones y haciéndolos blanco de perdición: ¡no podemos hacernos cómplices del príncipe de las tinieblas, no podemos clavar tenazmente tus manos en la Cruz y arrojarte salivazos a tu rostro Santísimo, no podemos callar y ser cómplices con este mundo que ha decido dar fin a tu obra, ni pecar de omisión cómo si nada pasara! Más nosotros, como vasallos de tan Gran y Noble Señor, reconocemos y proclamamos tu reyecía alistándonos bajo tu bandera, dispuestos a reparar tanto nuestras propias ofensas como las inferidas por tus enemigos.



Así exclamamos todos tus hijos diciendo: “Te pedimos Señor, que Tú reines”

● Te pedimos Señor, que reines en nuestras inteligencias, rechazando toda ideología que contradiga tu doctrina: la ideología de género, las políticas del nuevo orden mundial y planes del FMI, IPPF...,y toda ideología perversa. Queremos que Reines en nuestros Corazones, no deseando ni queriendo el pecado en sus diversas formas de fornicación, adulterio, sodomía ...y cualquier tipo de perversión; sino que en nuestros corazones reinen los tesoros de tu Santísimo Corazón.

Rp Te pedimos Señor, que Tu Reines.

● Te rogamos Señor que reines en las familias. Hoy, tan atacadas y en crisis. El demonio intenta constantemente hacerlas desaparecer, destruir el amor de los esposos, o que no lleguen a casarse, intenta que no se traigan más hijos al mundo, a través de aborto, de una mentalidad antinatalista en la que muchos hijos se ven como una carga. Por eso te pedimos Oh Jesús, forma por tu gracia matrimonios santos, que se amen verdaderamente, que busquen traer hijos al mundo para enseñarles a amar a Dios y al prójimo. Que la Cruz sea el centro del hogar, y el Rosario el arma que cada día renueve la unión y las fuerzas. Que los padres amen a sus hijos y se preocupen por sus almas, que los hijos amen a sus padres y hermanos, creciendo en santidad y haciendo la Voluntad de Dios.

Rp Te pedimos Señor, que Tu Reines.

● Te pedimos Señor, que reines en cada etapa de la vida, especialmente en la niñez y juventud. Hoy que el mundo amenaza constantemente la pureza de los niños y jóvenes, que los medios de comunicación y la cultura los incitan al desenfreno sexual, a la pornografía, a renunciar al amor verdadero, te pedimos Oh Jesús que protejas sus almas, que los guíes por el camino de la Verdad y del Bien, que tu Santo Espíritu forme y transforme sus corazones para que sean mujeres y varones santos.

Rp Te pedimos Señor, que Tu Reines.

● Te pedimos Señor que reines en la Educación. En estos tiempos en que la Verdad y la Realidad ya no son consideradas, en que las ideologías minan las aulas, en que se quiere pervertir el alma y confundir a los estudiantes con mentiras, te pedimos para que la Verdad triunfe, para que en cada colegio, en cada universidad Tú seas el centro.

Rp Te pedimos Señor, que Tu Reines.

● Te rogamos Señor, que reines en la Política. Que los políticos y gobernantes se conviertan, que el Espíritu Santo transforme su corazón, que el Bien Común sea el fin de la política. Que las políticas de Estado respeten siempre a Dios y tengan como fin darle gloria y llevar a los hombres hacia Él.

Rp Te pedimos Señor, que Tu Reines.

● Te pedimos Señor que reines en la Economía. En este mundo ávido de poder y dinero, en el que cada día los hombres son más capaces de perder todo por el dinero, en el que lo material importa más que lo espiritual, en el que el bienestar de un país se mide por lo bien que está económicamente, te rogamos Cristo misericordia, impera sobre cada hombre y que seamos capaces de ver que de nada sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma. Todo lo que obtengamos y tengamos sea siempre para tu mayor gloria y servicio. Destierra de nuestras almas la avaricia y que Tú reines en nuestro corazón. Que el dinero no ocupe el lugar que solo a Ti te corresponde.

Rp Te pedimos Señor, que Tu Reines.

● Te rogamos Señor, que reines en la Cultura. Que la música, el baile, el arte, y toda creación humana, sean respetuosas de tus leyes, de tu amor, de Tú y de tu Iglesia. Que sean para darte gloria y para servir y perfeccionar al hombre.

Rp Te pedimos Señor, que Tu Reines.

● Te pedimos Señor que reines en el trabajo de cada hombre. Que ningún trabajo lo rebaje y lo lleve al pecado y a la muerte. Que todo labor sea digno, justo, honesto, buscando servirte y servir a los demás.

Rp Te pedimos Señor, que Tu Reines.

● Te pedimos Señor, que reines en las Leyes. En estos tiempos en que el aborto, la ideología de género, las perversiones, la mentira y el mal se quieren legalizar o ya se han legalizado, te rogamos Oh Rey Eterno que tengas misericordia, y que por Gracia tuya se deroguen todas las leyes contrarias a Tu Amor.

Que las leyes positivas sean reflejo de tu Ley Divina, que el Espíritu Santo convierta a los legisladores, y éstos busquen la Verdad, el Bien, la Justicia, para que a través de ellas se llegue más fácilmente al cumplimiento de tu Voluntad.

Rp Te pedimos Señor, que Tu Reines.

● Te pedimos Señor, reina en Tu Iglesia. Hoy despreciada por el mundo, debilitada por el pecado, por las divisiones, por la pérdida de la Fe. Ten misericordia Señor y purifica a tu Iglesia, que todos los católicos volvamos a vivir en Gracia de Dios, convierte a los pastores, a los fieles, a tu Iglesia para que verdaderamente seas Tu el Rey.

Rp Te pedimos Señor, que Tu Reines.

● Te rogamos Señor por nuestra Patria, tan amenazada por los intereses mundiales, tan destruida en su juventud, en sus tradiciones, en su Fe.

Salvanos Señor, reina en esta Patria argentina, te queremos a Ti como Rey y a María como Reina.

Rp Te pedimos Señor, que Tu Reines.

● Te pedimos Señor, que reines en el Mundo entero. Convierte los corazones, lleva a las naciones a tu Corazón Sagrado, lleva a todos los hombres a amarte, por medio de nuestra Madre.

Rp Te pedimos Señor, que Tu Reines.



Segunda parte: Reparar el Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María



Actos de reparación

Queremos reparar todas las injurias contra tu Sagrado Corazón, contestando "te entregamos nuestro Amor"

En reparación por todos los sacrilegios hechos en nuestras Iglesias. Rp.

En reparación por todos los insultos a nuestra Madre María Santísima. Rp.

En reparación por todos los crucifijos ultrajados. Rp.

En reparación por todas las ofensas obscenas a la Virgen María. Rp.

En reparación por toda violencia hecha a las imágenes Sagradas. Rp.

En reparación por los sacrilegios a la Santísima Eucaristía. Rp.

En reparación por las burlas, persecución y ofensas hechas a tu Iglesia Santa, y a tus hijos que te defienden a Ti y a Tu Madre. Rp.

En reparación por los pecados de todos los que trabajan para el mal, esclavos del demonio. Rp.

En reparación por los pecados de todos nuestros familiares. Rp.

En reparación por los pecados de los religiosos y sacerdotes. Rp.

En reparación por los pecados de nuestros políticos y gobernantes. Rp.

En reparación por los pecados de impureza. Rp.

En reparación por los pecados de homicidio. Rp.

En reparación por los pecados de abuso y violencia. Rp.

En reparación por los pecados de soberbia y egoísmo. Rp.

En reparación por los pecados de nuestra vida pasada y por todos los pecados con los que hemos ofendido tu Amor. Rp.



Tercera Parte: Renuncia al demonio y sus obras



Ser de Cristo lleva consigo morir al pecado y vivir para Dios. En este día también queremos renunciar al demonio y a todas sus obras y seducciones, así como reafirmar nuestra Fe en Jesucristo.

● ¿Renuncian a Satanás, príncipe de las tinieblas, enemigo de Dios y de los hombres, padre de la mentira y autor de todo mal?

Si renunciamos.

● ¿Renuncian a todas sus obras? ¿A la impureza del alma y del cuerpo, a la lujuria, a la pornografía, a la infidelidad, a las relaciones sexuales fuera del matrimonio, a vestirnos sin pudor, a charlas y bailes impuros, a películas y programas que muestran escenas sexuales y deforman el amor?

● ¿Renuncian al aborto, a su encubrimiento, a la indiferencia frente al mismo?

● ¿Renuncian a la ideología de género, a las ideologías marxistas, liberales, construccionistas y a toda teoría o ideología contraria al orden natural y a las enseñanzas del Evangelio?

● ¿Renuncian a la avaricia, al dios dinero, a la comodidad y el egoísmo, a la indiferencia frente a los que necesitan, a ser deshonestos en el trabajo por conveniencias terrenas?

● ¿Renuncian al exceso de alcohol, a las droga, y a todo tipo de adicciones?

● ¿Renuncian a la soberbia, a creerme mejor que los demás, a juzgar y mirar desde lejos los pecados del otro, a ver la paja en el ojo ajeno pero no la viga en el mío?

● ¿Renuncian a las leyes injustas y contrarias a Dios, a la indiferencia frente a los avances del mal en el ámbito político y legal, al pacifismo frente al mal?

● ¿Renuncian a la tibieza, a la indiferencia frente al pecado de mi hermano y de la sociedad, a callar por miedo o cobardía cuando la verdad o Cristo deben ser defendidos, a la comodidad terrena e individual cuando la sociedad y la Patria se están destruyendo?

● ¿Renuncian a toda obra proveniente del maligno?

Si renunciamos.

● ¿Renuncian a todas las seducciones del demonio? Al mundo, la vanagloria, la sensualidad, la vanidad, el afán de poder y tener, el miedo de ser rechazados o perjudicados por defender la Verdad y a Cristo, a la tibieza, la indiferencia, el conformismo?

Si renunciamos.





Cuarta parte: Credo. Profesión de la Fe



● ¿Creen en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible?

Si creemos.

● ¿Creen en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros lo hombres, y por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin?

Si creemos.

● ¿Creen en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas?

Si creemos.

● ¿Creen en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica?

Si creemos.

● ¿Creen que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro?

Si creemos.



Letanías al Sagrado Corazón de Jesús



V: Señor, ten piedad de nosotros.

R: Señor, ten piedad de nosotros.

V: Cristo, ten piedad de nosotros.

R: Cristo, ten piedad de nosotros.

V: Señor, ten piedad de nosotros.

R: Señor, ten piedad de nosotros.

V: Cristo, óyenos.

R: Cristo, óyenos.

V: Cristo, escúchanos.

R: Cristo, escúchanos.

V: Dios, Padre celestial,

R: ten piedad de nosotros.

V: Dios Hijo, Redentor del mundo,

R: ten piedad de nosotros.

V: Dios Espíritu Santo,

R: ten piedad de nosotros.

V: Trinidad Santa, un solo Dios,

R: ten piedad de nosotros.

V: Corazón de Jesús, Hijo del Eterno Padre.

R: Ten piedad de nosotros.

V: Corazón de Jesús, formado por el Espíritu Santo en el

seno de la Virgen María, R/.

Corazón de Jesús, unido substancialmente al

Verbo de Dios, R/.

Corazón de Jesús, de majestad infinita, R/.

Corazón de Jesús, templo santo de Dios, R/.

Corazón de Jesús, tabernáculo del Altísimo, R/.

Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del cielo, R/.

Corazón de Jesús, lleno de bondad y amor, R/.

Corazón de Jesús, hoguera ardiente de caridad, R/.

Corazón de Jesús, asilo de justicia y de amor, R/.

Corazón de Jesús, lleno de bondad y de amor, R/.

Corazón de Jesús, abismo de todas las virtudes, R/.

Corazón de Jesús, digno de toda alabanza, R/.

Corazón de Jesús, Rey y centro de todos los corazones, R/.

Corazón de Jesús, en quien están todos los tesoros

de la sabiduría y la ciencia, R/.

Corazón de Jesús, en quien habita toda la plenitud

de la divinidad, R/.

Corazón de Jesús, en quién el Padre halló sus

complacencias, R/.

Corazón de Jesús, en cuya plenitud todos hemos recibido, R/.

Corazón de Jesús, deseo de los eternos collados, R/.

Corazón de Jesús, paciente y de mucha misericordia, R/.

Corazón de Jesús, rico para todos los que te invocan, R/.

Corazón de Jesús, fuente de vida y de santidad, R/.

Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados, R/.

Corazón de Jesús, despedazado por nuestros delitos, R/.

Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte, R/.

Corazón de Jesús, traspasado por una lanza, R/.

Corazón de Jesús, vida y resurrección nuestra, R/.

Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra, R/.

Corazón de Jesús, víctima de los pecadores, R/.

Corazón de Jesús, salvación de los que en Ti esperan, R/.

Corazón de Jesús, esperanza de los que en Ti mueren

y esperan, R/.

Corazón de Jesús, delicia de todos los santos, R/.

V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,

R: perdónanos, Señor.

V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,

R: óyenos, Señor.

V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo,

R: ten piedad y misericordia de nosotros.

V: Jesús, manso y humilde de corazón,

R: haz nuestro corazón semejante al Tuyo.

V: Sagrado Corazón de Jesús,

R: en Vos confío.

V: Sagrado Corazón de María,

R: salvad el alma mía.

V: Jesús y María os quiero con toda mi alma,

R: salvad almas y salvad el alma mía.



Quinta parte: Consagración de la Patria a Cristo Rey



“Señor Jesucristo, Rey del Universo: míranos humildemente postrados delante de tu Trono Real. Tuyos somos y tuyos queremos ser, y a fin de vivir más estrechamente unidos contigo, en estas horas trágicas para la Iglesia y para la patria, nos consagramos a Ti.

Reina, Señor, no solamente sobre los hijos fieles que jamás se apartaron de Ti, sino también sobre los pródigos que te han abandonado.

Reina con tu misericordia infinita sobre los pecadores arrepentidos. Reina con tu justicia implacable sobre los apóstatas, blasfemos y sacrílegos.

Reina en nuestras inteligencias por la fe verdadera; en nuestras voluntades por la esperanza invicta; en nuestros corazones por la caridad ardiente.

Reina en nuestras familias, hoy más que nunca atacadas. Reina en nuestra Patria, que hace tiempo te ha dado la espalda. Reina en la Iglesia, invadida por el “humo de Satanás”.

Tú no eres Rey porque nosotros te hayamos votado, sino que eres Rey por ser Dios y hombre perfecto, y por derecho de conquista. Nosotros te reconocemos como único Rey Universal; por eso, hoy te consagramos nuestras vidas.

Renunciamos al demonio y al pecado, y si tenemos la desgracia de ofenderte, recuérdanos tu amor misericordioso para que volvamos a Ti cuanto antes.

A despecho de tanto odio anti cristiano y de tanto pacifismo cobarde, nos comprometemos a vivir en plenitud nuestro catolicismo militante, luchando incansablemente por el triunfo de tu reinado social, para que sean cada vez más los que te conozcan, te amen y te sirvan.

A la espera de tu retorno glorioso al fin de los tiempos, te suplicamos, oh Divino Rey, te dignes aceptar esta consagración. Y por medio de María, Reina del Universo, imploramos tu gracia para no desertar jamás de tus filas, y así poder vivir, luchar y morir bajo tu Bandera. Amén.



PRECISIONES PRÁCTICAS

¿Cómo se ordena una procesión?

1° Incienso

2 ° Cruz

3° Estandarte

4° Cirio

5° Sacerdote

6° Pueblo fiel



¿En qué momento realizar la oración de Consagración?

Luego de la procesión se celebrará la Santa Misa. En la Acción de Gracias de la misma el sacerdote procederá a realizar la oración de Consagración, en lo posible frente a una imagen del Sagrado Corazón de Jesús o de Cristo Rey.


-A.M.D.G.-