CARTaS De UN Cura
A UNO QUE DICE QUE ES MUY CATÓLICO
Te has
indignado cuando te dije que tú no vivías como católico y protestaste de que se
te confundiera con esos ignorantes que dicen que no hay Dios.
Tú, como
muchos otros, piensas que creyendo en Dios, no robando y no matando, bautizando
a los hijos y haciendo de vez en cuando una excursión divertida a Luján (que tú
dices que es peregrinación), ya eres un perfecto cristiano, católico como el
que más.
Pero te
engañas, y yo te demostraré que de católico apenas si tienes algo más que el
nombre.
Vamos a
ver: ¿Asistes a misa los domingos? ¡Qué pregunta, Padre! ¡Cómo quiere que
asista a misa los domingos si trabajo los demás días de la semana y en las
fiestas tengo que dormir algo más!
Para todo
hay tiempo, si existe buena voluntad. Yo conozco quiénes son los que
ordinariamente hablan así. Son los que sabrán encontrar tiempo para charlas
inútiles, para el juego, para el vicio, pero nunca dispondrán del necesario
para hacer oración, para dar gracias a Dios por los beneficios recibidos.
También los hay que por puro descuido proceden así. ¡Lástima que con esa
negligencia preparan los castigos eternos con que serán atormentados!
Pero tú no
solamente cometes esa grave falta. No te confiesas tampoco, ni comulgas. ¿Y es
católico eso? ¿No eres mejor un protestante de esos que rechazan las cosas de
la Iglesia?
¿Y no eres
tú el que por cobardía, cuando otros hacen burla de los sacerdotes y de la
religión, celebras sus sátiras y sus risas impías? ¿Y es cosa de católicos tolerar
esas irreverencias para con las cosas santas?
Casi estoy
seguro que tú, que te dices tan católico y que no concurres a la Parroquia,
asistes, sin embargo, a reuniones espiritistas, que están prohibidas
enteramente para los cristianos. Y no me extrañaría tampoco que muchas veces
defendieras a los protestantes o a los socialistas, que nada desean tanto como
acabar con la verdadera religión de Jesucristo.
¡Ese es tu
catolicismo! Cuando hay enfermos en tu casa, si llamas al sacerdote es cuando
ya no hay nada que hacer, sino comprobar que no podrá arrepentirse el que hasta
entonces en todo había pensado menos en Dios.
Es una
obligación gravísima bautizar a los hijos y bautizarlos pronto, pero los
“católicos” como tú esperan a lo mejor meses y meses antes de hacerlo. Otros
hay, católicos también de esa clase, que viven en la mancebía del llamado
matrimonio civil o que no tienen dificultad en que sus hijos se contenten con
eso (que no vale nada para Dios). ¿Pero es verdad que tú te crees tan católico?
¿Piensas que para serlo de veras basta con decirlo? No, mi amigo, el
catolicismo es la profesión de una fe que exige virtudes y obras que acrediten
su existencia. Yo lamento que tú te engañes. No dudo de que realmente eres
creyente, pero debes convencerte de que con solo la creencia en Dios no podrás
salvarte. Hay que hacer también todo lo que ese mismo Dios quiere. Y lo que
Dios quiere de ti, consultando a la Iglesia Católica lo sabrás. Ella, por lo
demás, se ha adelantado a decírtelo y así tú no podrás alegar ignorancia. ¡Por
favor, no te cuides de lo que dirán los otros de ti si comienzas a ir a la
Iglesia! Déjalos decir: ¿Acaso serán ellos los que te librarán del infierno?
No seas
cobarde, dejándote vencer por las burlas o las insolencias de los incrédulos
que buscan sin cesar a los traidores de la fe de Cristo para recibirlos con la
alegría de los que se gozan en el mal de los otros.
Asiste a
misa, confiésate. Hay muchos que te dicen que no lo hagas. ¿Pero qué pretenden
esos infelices? ¿Buscan tu bien al aconsejarte así? Bien sabes que no. Son
malvados y quieren disculpar o encubrir sus malas obras y su inmoralidad
aumentando el número de los que viven como ellos.
¡Asiste a
la Santa misa los domingos! ¿Por qué en vez de dejarte vencer por las burlas de
los necios que se ríen si intentas ir a la Iglesia, no eres tú el que les das
una lección de virilidad y fe cristiana, apartándote del camino extraviado que
ellos llevan para seguir en pos de Dios, que hará sentir el peso de su justicia
vengadora sobre los que ahora pretenden en su orgullo desafiarlo.
¡Entonces
sí que veremos en lo que parará tanta altanería y necedad! ¡Confiesa con valor
tu fe y al descubierto en las obras que eres católico, católico de verdad!
Rodolfo
Carbone
Boletín de Versailles, Año I, Nº
10, 20 de agosto de 1933, 14.[1]
[1]
Agradecemos a la Junta de Estudios Históricos de Versailles que ha conservado
este ejemplar, y que nos ha dejado escanearlo en su totalidad.
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