sábado, 2 de septiembre de 2017

Oración de los nuevos fariseos progresistas


Completando el texto publicado anteriormente, nuevamente el p. Castellani nos ilustra acerca del terrible mal del fariseísmo en la Iglesia actual[1].
Hoy los nuevos fariseos son los progresistas, que bien podrían apropiarse la siguiente oración…
Habla de los católicos  “post-Concilio Vaticano II”, pero podríamos también agregar “post-Sínodo para la Familia 2014 – 2015”…



LA NUEVA ORACIÓN DEL FARISEO


Publicación de una revista literaria de Cartagena. España – Septiembre de 1968.

SEÑOR: Aquí nos tienes, de pie y a la vanguardia de tu Iglesia. Somos los practicantes del catolicismo auténtico, el impoluto, el primi­tivo, renacido con el post-Concilio Vaticano II.
SEÑOR: Gracias te damos porque nosotros no somos como esos católicos miopes, cerrados, inquisitoriales y supersticiosos que todavía nos rodean postrados y sumidos a la tradición caduca, y a las Jerar­quías perimidas. Nosotros somos los que ahora sabemos solo del “Cristo Cósmico”, el que junta y mezcla a todos los hombres, sea cual fuere su fe y su ideología.
SEÑOR: Nosotros somos los que evitamos la “inflación Mariana” y nos apena tanto fetichismo de medallas y rosarios, imágenes y ex­votos, mensajes celestiales y milagrería barata. Nosotros somos los que queremos, acaso, los templos de paredes lisas y peladas, crucifijos de hierros, ininteligibles y retorcidos, de imágenes sublimadas en un puro simbolismo que no estorben nuestra cristocéntrica oración salmódica, o mental inexistente.
SEÑOR: Nosotros tenemos compasión de las viejas beatas y sus inútiles monsergas. Definimos como beaterías insoportables y monólo­gos sosos: la acción de gracias en la Comunión, la monotonía de las novenas, y todas las inoperantes devociones medioevales. Ahora ha lle­gado la hora de la acción-orante convertida en Bienestar Social.
SEÑOR: ¡Qué bien entendemos las exigencias de nuestro moderno cristianismo! Aborrecemos, por tanto, todo triunfalismo en tu Pura, aérea, invisible e insustancial Iglesia: tal como Tú la fundaste, exenta de juridicismo, escolasticismo y ostentosos formalismos litúrgicos. Comprendemos que tu Iglesia debe ser totalmente espiritual, sin pesado moralismo y con una dogmática simbólica, asistemática a toda ascética. Nosotros, Señor, vamos a borrar de tu Esposa los estigmas de la funesta era Constantiniana, y del fatídico Concilio de Trento y el de Nicea.
SEÑOR: Nosotros somos los que creemos que el ideal es el Estado laico y socialista, la Escuela sin religión obligatoria, el cura sin sotana, el Templo sin campanas, la evangelización sin conversiones, el Bautismo en edad madura, la Misa dominical facultativa, la disimulada suspensión total y paulatina de la Eucaristía; todo ello, en pro de un Ecumenismo fraternal y pleno con nuestros hermanos los comunistas, masones, ju­díos ateos, y todos los hermanos separados.
SEÑOR: No podemos tolerar a los Integristas, que tanto daño ha­cen a tu Iglesia con su cerrazón contra-reformista, viviendo todavía en las tinieblas del “Syllabus” al que, en ciertas expresiones, desgraciada­mente, ahora parecería acercarse nuestro venerado Paulo VI.
SEÑOR: ¡Danos católicos con mentalidad nueva! ¡Danos jerarquía y clero en pleno “aggiornamento’’! Católicos que no den importancia al Sexto Mandamiento (¿o es el Séptimo?) y solamente se inflamen con la caridad, es decir, que sepan callar caritativamente los dogmas estan­cados en las caducas fórmulas escolásticas, para devenir en un continuo mundo evolutivo y progresista. Fieles católicos de mentalidad abierta y dialoguista, de moral flexible y ecumenista, de testimonio sin palabras evangélicas y sí con hechos prácticos.
SEÑOR: ¡Líbranos de los católicos con espíritu de Cruzada! ¡Lí­branos de los curiosos y pedantes católicos Apocalípticos! ¡Líbranos de los teólogos pesimistas y aguafiestas! ¡Concédenos, Señor, más bien, el signo de la pobreza más eficiente en nuestra hora, que es el despojo y desmantelamiento de nuestros templos, y que nuestros Obispos sean elegidos democráticamente por el pueblo laical, con los votos de los militantes y seguidores de Congar y Teilhard de Chardin, en esta era venturosa que ha nacido para tu Santa Iglesia.
SEÑOR: Te rogamos que pronto, nuestros sacerdotes celebren la Misa sin ornamentos, o que no la celebren, si les place. Que resuenen en nuestros templos, pronto, las alegres estridencias de la música que es grata al corazón de nuestras juventudes “hippies”: guitarras, pan­deretas, saxofones y matracas; castañuelas, bombos y bandoneones. ¡Que caigan Señor, los últimos restos de arcaicas maniguncias!
SEÑOR: Escucha nuestra oración, la de tus católicos “aperturistas y modernistas”, los únicos católicos sinceros, los que han existido en todos los siglos —aunque dormidos— empeñados en la purificación de tu Iglesia, cargada con tantos lastres inútiles, mientras nosotros, ento­namos desde ahora el “mea culpa” gratuito por sus manchas y pecados.
SEÑOR: Para que nuestro testimonio sea más tangible, permite Señor, que este ardiente himeneo entre tu Iglesia y el Mundo se vea coronado, ya sin hipocresía, con la supresión del celibato eclesiástico, que se legalice universalmente el divorcio, se canonice al onanismo y al homosexualismo, y que en las puertas de tus templos se regalen las píldoras anti-conceptivas. Esto será Señor, la puesta al día de tu inma­culada Esposa, en cálida amistad con el Comunismo y Capitalismo como mancebos aliados a tu gloria, en pacífica coexistencia con todas las confesiones y credos, suprimida toda exterioridad que separa, borrados los Santos y las beatitudes que molesten, y eliminados de su seno a todos los católicos negativos: los de la moral del “no” y los anatemas.
ENTONCES, SEÑOR: Será el Paraíso en la tierra; frenado y anu­lado para siempre el dogma cavernícola de la infalibilidad pontificia, tu Iglesia será pura, repura, ¡recontrapura! y habremos llegado así a la cosmovisión plena del Señor, al punto Omega, a la integración con la Divinidad, hasta desaparecer todos, en el Todo.
AMEN

“Ibis ad Epistolam Alternam”
Revista “Jauja” – Nº 25, 26 y 27 – Marzo 1969




[1] El siguiente artículo fue publicado originalmente en la página Adelante la Fe, el día 15 de marzo de 2015, como puede verse aquí.

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