Completando el texto publicado anteriormente,
nuevamente el p. Castellani nos ilustra acerca del terrible mal del fariseísmo
en la Iglesia actual[1].
Hoy los nuevos fariseos son los progresistas, que bien
podrían apropiarse la siguiente oración…
Habla de los
católicos “post-Concilio Vaticano II”,
pero podríamos también agregar “post-Sínodo para la Familia 2014 – 2015”…
LA NUEVA ORACIÓN DEL FARISEO
Publicación de una revista literaria de Cartagena.
España – Septiembre de 1968.
SEÑOR: Aquí nos tienes, de pie y a la vanguardia de tu
Iglesia. Somos los practicantes del catolicismo auténtico, el impoluto, el
primitivo, renacido con el post-Concilio Vaticano II.
SEÑOR: Gracias te damos porque nosotros no somos como
esos católicos miopes, cerrados, inquisitoriales y supersticiosos que todavía
nos rodean postrados y sumidos a la tradición caduca, y a las Jerarquías
perimidas. Nosotros somos los que ahora sabemos solo del “Cristo Cósmico”, el
que junta y mezcla a todos los hombres, sea cual fuere su fe y su ideología.
SEÑOR: Nosotros somos los que evitamos la “inflación
Mariana” y nos apena tanto fetichismo de medallas y rosarios, imágenes y exvotos,
mensajes celestiales y milagrería barata. Nosotros somos los que queremos,
acaso, los templos de paredes lisas y peladas, crucifijos de hierros,
ininteligibles y retorcidos, de imágenes sublimadas en un puro simbolismo que
no estorben nuestra cristocéntrica oración salmódica, o mental inexistente.
SEÑOR: Nosotros tenemos compasión de las viejas beatas
y sus inútiles monsergas. Definimos como beaterías insoportables y monólogos
sosos: la acción de gracias en la Comunión, la monotonía de las novenas, y
todas las inoperantes devociones medioevales. Ahora ha llegado la hora de la
acción-orante convertida en Bienestar Social.
SEÑOR: ¡Qué bien entendemos las exigencias de nuestro
moderno cristianismo! Aborrecemos, por tanto, todo triunfalismo en tu Pura,
aérea, invisible e insustancial Iglesia: tal como Tú la fundaste, exenta de
juridicismo, escolasticismo y ostentosos formalismos litúrgicos. Comprendemos
que tu Iglesia debe ser totalmente espiritual, sin pesado moralismo y con una
dogmática simbólica, asistemática a toda ascética. Nosotros, Señor, vamos a
borrar de tu Esposa los estigmas de la funesta era Constantiniana, y del
fatídico Concilio de Trento y el de Nicea.
SEÑOR: Nosotros somos los que creemos que el ideal es
el Estado laico y socialista, la Escuela sin religión obligatoria, el cura sin
sotana, el Templo sin campanas, la evangelización sin conversiones, el Bautismo
en edad madura, la Misa dominical facultativa, la disimulada suspensión total y
paulatina de la Eucaristía; todo ello, en pro de un Ecumenismo fraternal y
pleno con nuestros hermanos los comunistas, masones, judíos ateos, y todos los
hermanos separados.
SEÑOR: No podemos tolerar a los Integristas, que tanto
daño hacen a tu Iglesia con su cerrazón contra-reformista, viviendo todavía en
las tinieblas del “Syllabus” al que, en ciertas expresiones, desgraciadamente,
ahora parecería acercarse nuestro venerado Paulo VI.
SEÑOR: ¡Danos católicos con mentalidad nueva! ¡Danos
jerarquía y clero en pleno “aggiornamento’’! Católicos que no den importancia
al Sexto Mandamiento (¿o es el Séptimo?) y solamente se inflamen con la
caridad, es decir, que sepan callar caritativamente los dogmas estancados en
las caducas fórmulas escolásticas, para devenir en un continuo mundo evolutivo
y progresista. Fieles católicos de mentalidad abierta y dialoguista, de moral
flexible y ecumenista, de testimonio sin palabras evangélicas y sí con hechos
prácticos.
SEÑOR: ¡Líbranos de los católicos con espíritu de
Cruzada! ¡Líbranos de los curiosos y pedantes católicos Apocalípticos!
¡Líbranos de los teólogos pesimistas y aguafiestas! ¡Concédenos, Señor, más
bien, el signo de la pobreza más eficiente en nuestra hora, que es el despojo y
desmantelamiento de nuestros templos, y que nuestros Obispos sean elegidos
democráticamente por el pueblo laical, con los votos de los militantes y
seguidores de Congar y Teilhard de Chardin, en esta era venturosa que ha nacido
para tu Santa Iglesia.
SEÑOR: Te rogamos que pronto, nuestros sacerdotes
celebren la Misa sin ornamentos, o que no la celebren, si les place. Que
resuenen en nuestros templos, pronto, las alegres estridencias de la música que
es grata al corazón de nuestras juventudes “hippies”: guitarras, panderetas,
saxofones y matracas; castañuelas, bombos y bandoneones. ¡Que caigan Señor, los
últimos restos de arcaicas maniguncias!
SEÑOR: Escucha nuestra oración, la de tus católicos
“aperturistas y modernistas”, los únicos católicos sinceros, los que han
existido en todos los siglos —aunque dormidos— empeñados en la purificación de
tu Iglesia, cargada con tantos lastres inútiles, mientras nosotros, entonamos
desde ahora el “mea culpa” gratuito por sus manchas y pecados.
SEÑOR: Para que nuestro testimonio sea más tangible,
permite Señor, que este ardiente himeneo entre tu Iglesia y el Mundo se vea
coronado, ya sin hipocresía, con la supresión del celibato eclesiástico, que se
legalice universalmente el divorcio, se canonice al onanismo y al
homosexualismo, y que en las puertas de tus templos se regalen las píldoras
anti-conceptivas. Esto será Señor, la puesta al día de tu inmaculada Esposa,
en cálida amistad con el Comunismo y Capitalismo como mancebos aliados a tu
gloria, en pacífica coexistencia con todas las confesiones y credos, suprimida
toda exterioridad que separa, borrados los Santos y las beatitudes que
molesten, y eliminados de su seno a todos los católicos negativos: los de la
moral del “no” y los anatemas.
ENTONCES, SEÑOR: Será el Paraíso en la tierra; frenado
y anulado para siempre el dogma cavernícola de la infalibilidad pontificia, tu
Iglesia será pura, repura, ¡recontrapura! y habremos llegado así a la
cosmovisión plena del Señor, al punto Omega, a la integración con la Divinidad,
hasta desaparecer todos, en el Todo.
AMEN
“Ibis ad Epistolam Alternam”
Revista “Jauja” – Nº 25, 26 y 27 – Marzo 1969
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